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El Placer del Jamón Recién Cortado

  • D´Castillo La Charcutería de México
  • 24 feb 2016
  • 1 Min. de lectura

Tener un jamón en casa es una delicia. Siempre tienes a mano un ingrediente maravilloso al que acudir, tanto para lucir ante las visitas como para cuando apenas queda nada en la nevera y debes improvisar la cena.

Disfrutamos mucho de tener una paleta ibérica o un jamón sobre el banco de la cocina, no solo por las maravillosas raciones que salen de ella, ni esos bocadillos de jamón con tomate, ni los huevos con jamón… sino por el delicioso ritual de cortarlo.

Cortar el jamón justo antes de comérselo tiene algo especial, tal vez un poco de la magia de la espera, como cuando olíamos el pan en el horno de nuestra abuela, o la fabada inundaba la casa con su inigualable fragancia.

Ir cortando las finas lonchas, con ese aspecto tan lozano y apetitoso, con esa grasa tan característica del jamón… me hace salivar y disfrutar como un enano de cada corte que no sale bien y debo sacrificarlo entre mis fauces.

Y no sólo es una cuestión psicológica, el jamón recién cortado gana muchos enteros con respecto al mismo jamón empacado.

Es un verdadero placer.

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